Historia

Casa La Floresta y La Chacarera no nacen de una idea comercial, sino de un recuerdo que se niega a desvanecer. Es el eco de una casa llena de aromas a café recién colado, a yuca hervida, a flores cortadas por la abuela. Es la voz del padre nombrando a su madre en una sopa caliente, o la de la tía que hacía temblar la cocina con su risa. Es un altar cotidiano a quienes nos enseñaron a amar a través de los gestos: cocinar, cuidar, servir. Aquí, la flor no es un adorno, es un lenguaje. El café no es producto, es la raíz. Cada plato, cada aroma, cada textura, honra una historia jamás olvidada.

Porque esto no es solo un negocio: es la reconstrucción de la historia de una familia contada a través de la belleza, el gusto, la emoción y las flores.